Antonio Morales Méndez. Alcalde de Agüimes
{mosimage}No al petróleo, pero sí al gas. No a las prospecciones petrolíferas cercanas a las costas, pero sí a la construcción de plantas de gas en medio de la población. Sí a una consulta popular para palpar la opinión de la ciudadanía sobre las perforaciones para la detección de crudo en aguas cercanas al archipiélago, pero se niegan a recabar la opinión de los canarios, de la misma manera, sobre la implantación del gas en esta tierra y la necesidad de apostar por un modelo energético limpio y soberano.
Y entonces, ¿por qué tanto interés por el gas? La realidad es que en torno a su implantación se han movido, desde siempre, intereses opacos. La creación de Gascan –empresa encargada de su introducción- insistía en profundizar inicialmente en el monopolio de Endesa en Canarias y en favorecer, a dedo, la participación en el negocio a los diez más importantes empresarios de Tenerife y Gran Canaria. Posteriormente se decidió que fuera Enagás la compañía que se hiciera con el proyecto negociando con los empresarios y Endesa su salida. La gasista transportadora española por excelencia se encuentra en estos momentos, casualmente, controlada por el PP y el PSOE. De los quince miembros de su consejo de administración nueve son y han sido militantes y cargos públicos significados de estos partidos políticos. El presidente, Antonio Llardén, fue subsecretario de Obras Públicas con el ministro socialista Josep Borrell y Ramón Pérez Simarro, ha sido exdirector general de Energía, exsecretario general de Energía y exsecretario general técnico de Industria con el PSOE. Fue, paradójicamente, el encargado en su día de negociar el suministro de gas a España para los ciclos combinados a instalar. Los siete restantes pertenecen al PP: Marcelino Oreja (hijo), exdiputado europeo, es el consejero delegado; Antonio Hernández Mancha, exsecretario general del partido; Ana Palacio, exministra; Isabel tocino, exministra; Gonzalo Solana, expresidente del Tribunal de Defensa de la Competencia; Luis Valero, exsecretario general del ministerio de Industria, Energía y Turismo y Rosa Rodríguez, exviceconsejera del Gobierno canario y exvicepresidenta del Cabildo grancanario… Es, por cierto, más o menos parecido a lo que pasa en las otras eléctricas del oligopolio energético de este país.
El trasfondo es oscuro. Muy oscuro. Roberto Centeno habla claramente de la corrupción política del gas. En los últimos años se han invertido en la construcción de instalaciones de regasificación y de ciclos combinados más de 25.000 millones de euros. Se han beneficiado de primas para incentivar las inversiones y para garantizar la continuidad del suministro, con cargo a la factura de la luz, (mientras pagaban campañas mediáticas para denunciar torticeramente las primas a las renovables), pero apenas están funcionando en estos momentos en torno a un 10% ó un 15% de su capacidad. Hay plantas como la de El Musel (Gijón) que no se han puesto en funcionamiento desde su inauguración y otras se están cerrando e hibernando a la carta dado que la producción eólica en España es mayor y mucho más barata. REE acaba de hacer público un informe en el que se asegura que ve posible el cierre de más de 10 centrales de gas “sin riesgo” y que el grado de utilización hoy día de las centrales de gas es de un 7%. Iberdrola anunció recientemente, para más INRI, que piensa llevar al Gobierno a los tribunales para reclamar “daños y perjuicios” tras prohibírsele cerrar la central de Arcos de la Frontera que se encuentra parada.
La gran burbuja del gas se inicia en la época de Felipe González y avanza a piñón fijo durante los mandatos de Aznar, Zapatero y Rajoy. Las inversiones y las plantas e infraestructuras construidas o por instalar en España es tres veces superior a la necesaria y solo este país tiene en estos momentos una tercera parte de la capacidad de regasificación de toda Europa. En 2001 los ciclos combinados aportaban al sistema 0 MW y diez años después lo hacían con más de 22.000 MW. Los últimos datos apuntan a que, en el primer semestre de 2014, se ha elevado en 3.656 millones el déficit eléctrico español y el sector gasista registró un desajuste de 365 millones, el 46,4% sobre el mismo periodo del año pasado, mientras que las renovables redujeron el precio del mercado eléctrico en un 37%, según un estudio de la universidad del País Vasco. Demencial. Pero siguen insistiendo en ello. Les conviene también a las grandes petroleras pues les permite prolongar la vida y los usos de todas las infraestructuras destinadas a las extracciones de crudo.
Y todavía aseguran que no se trata de un exceso de inversión sino de una infrautilización de las plantas debido al auge de las renovables. Y por eso han ido a por ellas hasta hacerlas desaparecer. Por eso en lo que va de año el sector eólico solo ha instalado un molino en España según la AEE. Por eso las grandes empresas españolas del sector se tienen que marchar a realizar sus inversiones a Australia, Brasil, México, Chile, China o África. Por eso distintos inversores han demandado a España ante el Banco Mundial y le reclaman más de 1.000 millones por la reforma eléctrica y por los recortes realizados a las inversiones y primas a las energías renovables. Es la misma cantidad que se ha visto obligada la banca a asumir como impago por parte del sector, que se ha convertido en la segunda actividad con más riesgo comercial del país, solo por detrás de la construcción.
La generación eólica ha sido en el mes de julio la más alta de la historia en ese mismo mes y el precio de la electricidad ha sido el más bajo en ese mes desde 2010. Cuatro comunidades ya cubren más del 50% de su demanda eléctrica con el viento. La Unión de Bancos Suizos ha elaborado un informe, hecho público por The Guardian, en el que asegura que la época de las grandes centrales de generación ha llegado a su fin y anima a sus clientes a “unirse a la revolución de las renovables”. Y habla de generar energía en los hogares y en las pymes… Y nosotros por aquí en el mínimo -apenas producimos un 5%- y apostando por el gas.
EL PP y el PSOE a lo suyo y los nacionalistas de CC hipotecando nuestra soberanía energética. ¿Entienden de qué va la cosa? Lo que está claro es que el gas, limpio lo que se dice limpio, no es.