Si Alemania, Francia e Italia no activan reformas estructurales para el crecimiento de la economía, el destino del euro podría quedar en entredicho
{mosimage}RT.- La promesa de Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo, de asegurar un respaldo al euro "cueste lo que cueste" crearon expectativas económicas que han resultado ser ilusorias, según un análisis publicado por 'The Economist'.
Las palabras de Draghi, según el artículo, inspiraron confianza en la economía europea, dado que países problemáticos como Grecia habían empezado a mejorar tras recibir rescates y sufrir recortes. Sin embargo, pese a que el desempleo ha disminuido en algunos países, permaneció en un nivel alto, especialmente entre los jóvenes.
"Las expectativas resultaron ser una ilusión y los países europeos se volvieron a hundir", sostiene el análisis. Pese al optimismo, los tres países del continente con mayor PIB mostraron resultados preocupantes, según las estadísticas. Si Italia cayó en recesión y Francia está estancanda, Alemania experimentó una caída inesperada de su economía, recuerda el artículo. Y en lo que queda de año no se prevé ninguna mejora, sobre todo teniendo en cuenta que las sanciones impuestas contra Rusia podrían dañar la zona euro.
Los autores del análisis opinan que la nueva crisis europea se debe a tres problemas principales. Primero, a que no hay políticos con el coraje suficiente como para poner en marcha reformas estructurales que mejoren la competitividad y contribuyan a devolver a la eurozona en las vías del crecimiento. Segundo, a que la población aún no está preparada para entender la necesidad de cambios radicales y, en tercer lugar, a que las regulaciones financieras y fiscales son demasiado estrictas, lo que no facilita la concreción de reformas estructurales.
Pese a las previsiones pesimistas, si François Hollande y Matteo Renzi demuestran con hechos su intención de implementar reformas estructurales, Angela Merkel podría facilitar la política fiscal y monetaria, opinian los autores del análisis, que sugieren que los tres líderes europeos deberían cooperar con la Comisión Europea para completar la formación del mercado unido y firmar el acuerdo comercial con Estados Unidos.
Sin un empuje por parte de los líderes europeos no habrá crecimiento, estima 'The Economist'. Si la moneda europea solo genera estancamiento, paro y deflación, mucha gente querrá que sus países abandonen la eurozona. "La crisis del euro no ha desaparecido, aguarda detrás del horizonte", concluye el análisis.
"Las expectativas resultaron ser una ilusión y los países europeos se volvieron a hundir", sostiene el análisis. Pese al optimismo, los tres países del continente con mayor PIB mostraron resultados preocupantes, según las estadísticas. Si Italia cayó en recesión y Francia está estancanda, Alemania experimentó una caída inesperada de su economía, recuerda el artículo. Y en lo que queda de año no se prevé ninguna mejora, sobre todo teniendo en cuenta que las sanciones impuestas contra Rusia podrían dañar la zona euro.
Los autores del análisis opinan que la nueva crisis europea se debe a tres problemas principales. Primero, a que no hay políticos con el coraje suficiente como para poner en marcha reformas estructurales que mejoren la competitividad y contribuyan a devolver a la eurozona en las vías del crecimiento. Segundo, a que la población aún no está preparada para entender la necesidad de cambios radicales y, en tercer lugar, a que las regulaciones financieras y fiscales son demasiado estrictas, lo que no facilita la concreción de reformas estructurales.
Pese a las previsiones pesimistas, si François Hollande y Matteo Renzi demuestran con hechos su intención de implementar reformas estructurales, Angela Merkel podría facilitar la política fiscal y monetaria, opinian los autores del análisis, que sugieren que los tres líderes europeos deberían cooperar con la Comisión Europea para completar la formación del mercado unido y firmar el acuerdo comercial con Estados Unidos.
Sin un empuje por parte de los líderes europeos no habrá crecimiento, estima 'The Economist'. Si la moneda europea solo genera estancamiento, paro y deflación, mucha gente querrá que sus países abandonen la eurozona. "La crisis del euro no ha desaparecido, aguarda detrás del horizonte", concluye el análisis.