Los disturbios en Ferguson y la constante violencia policial contra la población negra podrían llevar a EE.UU. al borde de la guerra civil, según opinan varios expertos
{mosimage}RT.- La democracia de EE.UU. sufre una larga enfermedad de más de 30 años, revela un nuevo estudio de investigadores estadounidenses que se publicará este otoño. Los ciudadanos corrientes ya no creen que sus voces puedan decidir algo en la política.
Los investigadores afirman que los legisladores norteamericanos responden a las demandas políticas de los individuos ricos y a los intereses de empresarios adinerados, los que tienen más poder de presión y los bolsillos más profundos para financiar campañas electorales.
Los científicos estudiaron información recogida en el período comprendido entre 1981 y 2002, de manera que lo que mencionan tuvo lugar incluso antes de que la Corte Suprema de EE.UU. emitiera en 2010 el fallo histórico que dio luz verde a la participación de empresas en las campañas electorales después de ver el caso Ciudadanos Unidos contra Comisión de Elecciones Federales, antes de la aparición de los 'Super PAC' ('supercomités' de acción política que pueden participar en el gasto político ilimitado fuera de las campañas) y antes del rescate de Wall Street, señala el autor del artículo, Robert Reich, profesor de política pública en la Universidad de California en Berkeley.
Así que es probable que el estado actual de la democracia estadounidense sea aún peor, señala el profesor. Al darse cuenta de que sus voces no llegan a oídos de nadie, los estadounidenses de a pie muestran estar hartos de la política. Actualmente, solo el 13% de los ciudadanos aprueba el trabajo del Congreso, una cifra muy próxima a un mínimo histórico. Los índices de aprobación del presidente Obama también se encuentran bajo mínimos. Una gran parte de la población ni siquiera se molesta en votar. Para muestra, un botón: solo el 57,5% de las personas con derecho a voto participaron en las elecciones presidenciales de 2012.
En pocas palabras, la mayoría de los estadounidenses se sienten impotentes y creen que el juego político está ya decidido sin su participación, señala Reich.
La moribunda democracia de EE.UU. ha entrado en un círculo vicioso en el que el poder político se concentra cada vez más en intereses monetarios que utilizan el poder en su propio beneficio: para conseguir reducciones de impuestos, ampliar las lagunas fiscales, beneficiarse de los acuerdos de asistencia social corporativa y de libre comercio, cortar las redes de seguridad, promulgar legislación antisindical y reducir las inversiones públicas.
Estos movimientos lograron concentrar aún más ganancias económicas en la parte superior de la comunidad, dejando fuera la mayor parte de los habitantes de EE.UU., asevera el autor. "No es de extrañar que los estadounidenses se sientan impotentes. No es de extrañar que estemos hartos de la política y que muchos de nosotros ni siquiera votemos", concluye.
Los disturbios en la ciudad estadounidense de Ferguson y la constante violencia policial contra la población negra podrían llevar a EE.UU. al borde de la guerra civil, según opinan varios expertos.
Según Jemal, las agencias federales de seguridad "están destartalando" a EE.UU. "Anualmente en el país se registran 4,5 millones de crímenes policiales contra la población civil. Además, jueces y fiscales casi nunca castigan a la Policía, incluso si mata a personas indefensas en presencia de testigos", afirmó el experto.
Jemal advirtió de que en la sociedad estadounidense hoy en día "están madurando uvas de la ira", y el propio país "está al borde de una nueva guerra civil".
"Numerosas personas están francamente cansadas de la dominación de la burocracia federal, de la anarquía de las fuerzas de seguridad, así como de la pura arbitrariedad en la promulgación de leyes por parte del Senado", destacó el experto.
Por su parte, Vladímir Shapoválov, director del Instituto de Política, Derecho y Desarrollo Social de la Universidad Estatal de Moscú de Humanidades, opina que "la sociedad estadounidense es un polvorín que podría explotar en cualquier momento", ya que casos parecidos al de Ferguson se producen "con asombrosa regularidad" últimamente.
La política de Washington para superar las fronteras entre razas está desapareciendo gradualmente, recordó Shapoválov al portal Pravda. "Una de las razones para que se iniciara este proceso fue el colapso de la URSS, que siempre jugaba el papel de censor externo que llamaba la atención sobre la opresión de la población negra, sobre la discriminación", señaló el experto. Esa supervisión soviética, según sus palabras, provocó intentos de EE.UU. de emprender ciertos cambios en el país.
La sociedad estadounidense es un polvorín que podría explotar en cualquier momento
Según Shapoválov, la tensión en Ferguson es el comienzo de un proceso negativo general en el país. "Ferguson es un eslabón en la cadena. Todo comenzó hace 10 a 15 años y una gran batalla entre distintas partes de EE.UU. está por venir. Sin duda, el volante no ha hecho más que empezar a girar. El conflicto irá en aumento", afirmó.
"En realidad, el caso Ferguson tiene un significado simbólico: pone un rotundo punto y final a la idea de la sociedad estadounidense de bienestar para todos", añadió.
A partir de ahora, los procesos abiertos solo empeorarán, opina el experto. La comunidad blanca reforzará su control sobre los mecanismos de opresión de la comunidad negra que, a su vez, se está expandiendo. El experto recordó que, pese a que Ferguson es una ciudad con mayoría de habitantes de raza negra, la mayoría aplastante de los agentes policiales son de raza blanca.
"El caso Ferguson revela la esencia de la hipocresía y doble moral de EE.UU."
En una entrevista al portal Pravda, el historiador y publicista Andréi Fúrsov afirmó que los disturbios raciales en EE.UU. pueden dar lugar a una "reestructuración sangrienta" de la sociedad provocada por las contradicciones raciales y étnicas. Fúrsov aseguró que, poco a poco, los ciudadanos blancos se convierten en una minoría en el país norteamericano.
"La situación en Ferguson revela la esencia de la hipocresía y doble moral de los estadounidenses. Obama puede enseñar a otros cómo actuar, pero debajo de su nariz se llevan a cabo numerosos crímenes de los cuales, según dice, no se debe hacer tragedia", recordó Fúrsov.