Otra política internacional es imprescindible
Carlos Martínez
{mosimage}Los agricultores españoles no se deben dejar engañar. El origen del boicot ruso a productos frescos españoles, está en la decisión de Bruselas, impulsada por Washington y Berlin, de imponer sanciones a Rusia por su apoyo a la rebelión de la población de origen ruso de Ucrania y que supuestamente ellos apoyan.
La doble vara de medir nos hace recordar al Estado de Israel, que de forma fehaciente bombardea de forma criminal e indiscriminada. Ejecuta con precisión un holocausto diseñado ya en el siglo XX y sin embargo, actúa con impunidad y se le siguen suministrando armas.
Todo lo que ocurre forma parte de la geoestrategia imperialista del capitalismo y su afán de control mundial a sangre y fuego.
Pero el mundo está cambiando. Rusia accede a nuevos mercados. Los BRICS cada vez están mejor organizados y la crisis capitalista vuelve a repuntar.
Parte de ese repunte de la crisis capitalista se debe al estancamiento alemán y su freno en las exportaciones industriales. También a buen seguro las sanciones a Rusia que han contribuido y contribuirán a la crisis capitalista de mundo occidental.
Todo lo que esta ocurriendo en el sistema-mundo no son sino convulsiones del cambio que esta sufriendo. Situar a la UE entre las potencias decadentes exige también la decidida reivindicación de que el estado español, practique una política internacional radicalmente diferente en la que el apoyo a la multipolaridad sea un exigencia imprescindible y de primer orden en el avance de la izquierda mosaico española y de las candidaturas populares y de unidad hacía el gobierno del estado. También en la exigencia de una Europa diferente.
Un melocotón de Guadix, una bomba de racimo arrojada sobre Gaza y el estancamiento alemán o una pera de LLéida están más conectados de lo que la gente cree. Mientras ellos -los poderosos sean gobiernos o corporaciones y ricos del mundo- juegan un ajedrez mortal y de control, los pueblos pagamos las consecuencias.