{mosimage}Isidro Fuentes.- Las asambleas de barrio no dividirían políticamente la mónada(distrito). La mónada es lo representado y el diputado el representante. Los electores son tan libres de agruparse dentro de la mónada como los diputados lo son de hacerlo en la Asamblea Nacional, pero eso no altera el principio: un elector un voto, un diputado una mónada. España estaría constituida por unas 450 mónadas. En las elecciones la mayoría decide a una o dos vueltas.
Dentro de la mónada la sociedad seguirá su ritmo de vida con sus propias instituciones: parroquias, gremios, comunidades de vecinos y, por qué no, asambleas. Ahí tendrían cabida las asambleas ciudadanas(círculos), con capacidad de difundir ideas, discutir temas y, si la intuición anarquista de la horizontalidad es cierta, crecer como autoridad natural y ejercer presión real sobre el diputado. Con esto quiero resaltar el hecho de que EL SISTEMA MAYORITARIO NO ANULA LA OPERATIVIDAD DE LAS ASAMBLEAS, MIENTRAS QUE EL PROPORCIONAL ANULA CUALQUIER TIPO DE VIDA POLÍTICA NO INTEGRADA EN LOS PARTIDOS.
Segundo aspecto. Todo sistema proporcional, aunque esté corregido a posteriori, supone hacer de los partidos los cauces únicos de la iniciativa política ciudadana. En él prevalece la voluntad de los hacedores de listas sobre la voluntad individual del ciudadano a la hora de presentar candidaturas. Y es esto en definitiva lo que hay que cambiar de raiz, quitar a los partidos el poder omnímodo de decidirlo y coparlo todo con sus tentáculos. La alternativa que permite esto existe, sería una República Constitucional. Garantiza la igualdad política, que no es otra cosa que la libertad… la libertad nuestra, la del círculo,la del distrito o mónada, no la del partido. Eso lo cambia TODO, desde la base hasta la cúspide. Un nuevo sistema, un nuevo país. Podemos.