Vicenç Navarro. Público
{mosimage}Se están publicando hoy en día documentos e información en EEUU muy importantes sobre hechos históricos que han permanecido medio ocultados durante un largo tiempo. Uno de ellos son las raíces de la guerra nuclear, iniciada con la utilización de bombas nucleares en Hiroshima (6 de agosto de 1945) y Nagasaki (9 de agosto de 1945), que causaron 200.000 muertos entre la población de esas ciudades.
Toda la evidencia acumulada muestra ahora que el gobierno japonés se hubiera rendido en las mismas condiciones en las que lo hizo, mucho antes de los ataques realizados por los gobiernos de EEUU y de la Unión Soviética. Y así lo sabía el gobierno de EEUU tres meses antes de que lanzaran las bombas nucleares. En realidad, el objetivo de las bombas era marcar las coordenadas de poder después de la rendición de Japón. El gobierno federal de EEUU quería ser la fuerza dominante en el Pacífico en la era posterior a la derrota de Japón. Y la demostración de fuerza era un paso para ello. Conseguir 200.000 muertos sin ningún soldado estadounidense muerto era un indicador de eficacia y de poder. Tal como indicó el Secretario de Defensa (un cargo político), el Sr. James Forrestal, “el bombardeo era un intento de terminar la guerra antes de que la Unión Soviética lo hiciera”, a lo cual el asesor del Presidente Truman, el Sr. Byrnes, añadió “que el bombardeo nos permitirá dictar los términos del fin de la guerra”.
Es importante señalar que destacados personajes del estamento militar estadounidense estuvieron en contra de lanzar tales bombas. Nada menos que el Jefe del Estado Mayor, el Almirante William D. Leahy, escribió que el uso de estas bombas en Hiroshima y Nagasaki “no era necesario en nuestra guerra contra Japón. Los japoneses ya estaban vencidos y dispuestos a rendirse”. Y el General Eisenhower, que también se opuso a tales explosiones nucleares, estuvo de acuerdo con el Almirante Leahy.
Más información no conocida es que el Presidente Nixon estuvo dispuesto a utilizar bombas atómicas en Vietnam, y el Presidente Bush lo consideró en la guerra de Irak. El que no lo hicieran parece ser que fue porque consiguieron lo que querían antes de verse en la necesidad de utilizarlas. Pero que estuvieran dispuestos a utilizarlas en tales conflictos es en sí una información más que importante, es decir, sumamente preocupante. Mientras estas bombas existan, existe el claro peligro de que sean usadas, peligro que es más real de lo que la mayoría del mundo supone.