La gran esperanza de los pueblos hoy se llama América Latina, donde la mayoría de países han abrazado gobiernos de izquierda o de tendencia progresista, aseguraron
{mosimage}{mosimage}Audio de la charla-coloquio
SB-Noticias.- La Sala San Borondón de La Laguna acogió un nuevo acto dentro del Ciclo “Los Cimientos de un Mundo Sostenible. La Alternativa Democrática y Social”, con la celebración este martes de la charla-coloquio: “Sindicalismo hoy”, a cargo de Antonio (Tony) Agudo y Manuel Cabrera, miembros de Intersindical Canaria.
Es en ese contexto en donde hay que situar los movimientos de fuerza que lleva a cabo el imperio yanqui en Gaza a través de Israel, brazo ejecutor de EEUU en la zona. La brutalidad con la que se han empeñado en Gaza es un claro aviso de lo que son capaces de hacer con los pueblos que se sublevan. La cobardía es extrema: sólo se han atrevido a poner en marcha tanto horror con un pueblo desarmado. Nunca hubieran sido capaces de llegar a esos extremos si hubiesen tenido enfrente a un ejército organizado.
La gran esperanza de los pueblos hoy se llama América Latina, donde la mayoría de países han abrazado gobiernos de izquierda o de tendencia progresista, lo que significa un gran reto para EEUU, que no cede en su empeño de control, un claro ejemplo es que EEUU mantiene en la región 76 bases militares. La reciente visita de Putin a varios países de la zona, buscando y ofreciendo apoyos económicos para el desarrollo de los países más progresistas, hay que situarla en esa confrontación. Rusia ha activado de nuevo, como en la guerra fría, la base de Lourdes en Cuba, una base para el espionaje electrónico de EEUU y que estará al servicio de Rusia. También es de destacar la condonación de la deuda que Cuba arrastraba desde la época de la Unión Soviética, lo que significa que Rusia acaba de perdonarle a Cuba 135 mil millones de dólares. Ese cambio social de América Latina ha llevado a una mejora de los derechos laborales de la clase trabajadora de esos países, en clara inversión a los recortes que se han llevado a cabo en Europa.
El sindicalismo no puede vivir al margen de esa realidad social: se trata de un enfrentamiento de bloques que tiene traducción en todos los países del planeta. Es la vieja luchas de clases; los intentos de supremacía de una clase sobre otra, traducido en la confrontación de la clase trabajadora y grandes sectores de la clase media, por una parte, frente a los monopolios, las multinacionales y las grandes fortunas, que sobreviven a la sombra del imperio yanqui. Los EEUU ejercen un control férreo para mantener a la población alejada de la comprensión de esos conflictos. La televisión y los grandes medios “informan”, pero no favorecen la comprensión de la realidad; se limitan a narrar los desastres, pero hay un componente psicológico para situar a la gente en medio del desastre; el resultado es el rechazo o la anestesia: la gente termina acostumbrándose y convirtiéndose en zombis que viven sólo para su parcela individual o familiar, alejándose del compromiso y del activismo social. Eso repercute directamente en las prácticas cotidianas, marcadas por la desmovilización, abandonando las posiciones históricas del combate histórico de la clase trabajadora, y lo que ha facilitado que las crisis la pague, fundamentalmente, la clases más humildes. En definitiva se trata de tener a la clase trabajadora entretenida, mientras los poderosos se reparten el mundo.
En ese contexto es donde hay que situar a las dos grandes corrientes actuales del sindicalismo: una corriente encuadrada en la Confederación Europea de Sindicatos, de línea socialdemócrata, donde se encuentran CCOO y UGT y la Federación Sindical Mundial, de línea marxista, donde se encuentra Intersindical Canaria. Las posiciones frente al conflicto internacional varían en función de los intereses de cada uno de esos bloques. La Confederación Europea de Sindicatos se sitúa en la lógica de los gobiernos europeos; esas organizaciones no buscan la confrontación ni apoyan las grandes movilizaciones sociales como respuesta a los recortes sociales.
El gran reto para Intersindical Canaria y otras organizaciones afines es la consolidación de un gran bloque que agrupe a organizaciones sindicales presentes en las nacionalidades históricas, un frente sindical que contribuya al fortalecimiento de la Federación Sindical Mundial, y que termine ganando posiciones a favor de la clase trabajadora en esa la lucha internacional de clases sociales.
Manolo Cabrera es un trabajador afiliado a Intersindical Canaria, sindicalista, escritor, con amplia experiencia en el trabajo sindical, ha tenido que ejercer múltiples oficios en su vida laboral, asumiendo la representatividad en diversos comités de empresa, experiencia que, en varias ocasiones le ha llevado a asumir las consecuencias del despido y el conflicto laboral, motivado por su compromiso en la defensa de los intereses de clase. En la actualidad pertenece a la plantilla laboral de Intersindical Canaria, donde ejerce como asesor sindical. De formación autodidacta, es un lector voraz, con clara inclinación por los textos literarios, sociológicos y filosóficos. En 2010 obtuvo el primer premio de novela Domingo Velázquez, del Cabildo de Fuerteventura, por su novela “La Sed de la Tierra”, cuyo tema central es la represión franquista en Canarias durante la guerra civil y las miserias sociales posteriores.