Carlos Martínez
{mosimage}Lo hemos advertido ya varias personas hace tiempo. Recordemos en lo que por mi parte advertí o todo parecerá un yo –individualista y ególatra- de, tenía razón. Por tanto permítaseme recordar varios artículos a pie de página. Manolo Monereo y más personas informadas y militantes, incluso periodistas con muy buena información como Jesús Maraña entre otros han advertido y no errado, sobre lo que nos venía encima.
No se trata en resumen, tan solo de recortar y anular servicios sociales, derechos laborales, sueldos más bajos y dejar sin ser de obligado cumplimiento los convenios colectivos. De lo que se trata es de modificar la legislación electoral y de regulación de los derechos civiles y libertades, al objeto de dejarlas bajo mínimos. No es solamente la austeridad y el empobrecimiento del pueblo. Es un ataque a la democracia.
El objetivo, es mantener el régimen decadente y corrupto de 1978, con importantes cambios cosméticos como lo son las caras nuevas de Felipe VI, Susana Díaz, Pedro Sánchez, lo que en la primera fase de la transición se llamó la generación del rey, que ahora se vuelve a reeditar. Incluso, tal vez se puedan aceptar ciertas reformas constitucionales al objeto de salvar los muebles en Cataluña y poder entronizar a una mujer. El PP no aporta caras nuevas, pero no le hace falta. El PP hace la faena sucia y cual fiel administrador del “señorico” desmonta todo el engranaje de conquistas sociales y sindicales. El Gobierno ultra-derechista le quita lastre a los oligarcas, para que vuelvan a recuperar beneficios, gobernar sus bancos y empresas sin control ni oposición laboral, al tiempo que les reparte lo poco que va quedando del sector público para su lucro privado y apuesta por la Europa alemana en afortunada expresión del politólogo Manolo Monereo.
Pero hay más. Para consolidar el poder oligárquico y salvar el régimen, el bipartidismo y con ello su seña de identidad y parapeto institucional, la corona, se preparan nuevos paquetes normativos. El PP autoritario ya sin tapujos, pero con todo el poder mediático de su parte, más el apoyo del poder financiero, emprende serios recortes democráticos. La ley mordaza, ley represora donde las haya y que garantiza la paz social a la fuerza y con fuerza para los oligarcas y el rey. La segunda fase de la reforma laboral y los recortes sociales en preparación, contando para ello con unos sindicatos muy debilitados y en el caso de los mayoritarios, cada vez más empequeñecidos y con una gran déficit de confianza entre las capas más jóvenes de la población trabajadora, inmersos ya en la precariedad y una competitividad tan salvaje como inducida incluso desde el sistema educativo. La legislación electoral en materia local que se prepara, al objeto de liquidar la democracia municipal y papel tan político que juegan los ayuntamientos en este Estado. Los ayuntamientos son un peligro para el sistema oligárquico español y su forma de representación política. Han sido motores de cambio sociales e históricos las elecciones municipales, así como la antesala de cambios políticos estatales. Como en estas elecciones municipales, la izquierda social, transformadora y real, se ponga de acuerdo y además se logre articular una alternativa socialista –desde el socialismo democrático, pero profundamente antineoliberal, republicana y no pactista, que rompa con la herencia de la transición- así como nuevas fuerzas emergentes desde la protesta cívica, o la subida de votos de izquierda, de la izquierda real, pintan bastos para la derecha y el tinglado del 78, por tanto el PP prepara nuevas leyes, decretos… Trampas. Trampas tan fascistas como la de Catilla la Mancha, pero profundamente demagógicas, pues su objetivo no es el ahorro y la economía de “políticos” sino evitar que el pueblo, tome el poder.
Ya se encargará el poder y las personas ligadas al poder, el verdadero poder, el financiero y el de las clases poseedoras de vencer las dudas –si es que las tiene – de Pedro Sánchez y del “nuevo” PSOE al objeto de que pactando acuerdos, transaccionales, dádivas, “concesiones” se logre recuperar el consenso de la transición, pasada y presente y en la que falta de una pieza, CiU, actúa como acicate para llegar a acuerdos, con Catalunya también como telón de fondo. Hay que salvar España.
La gran coalición bipartita ya está funcionando. Se inició con la modificación exprés del artículo 135 de la Constitución. Siguió con la reforma financiera, la desregulación eléctrica, lenta y constante, el descarado robo a la ciudadanía de unas eléctricas mafiosas y sin nadie que las frene. La no creación de la Banca Pública y la no supresión, inmediata, de la legislación hipotecaria. Pero esta gran coalición se ha manifestado en toda su magnitud durante y después de la abdicación del viejo y corrupto Borbón en su hijo, un militarista atlantista, agente político de los EE.UU, blindando a su vez a la familia real de dar cuenta de cualquier delito, por leve y civil que sea. Cuando algunos decimos la única salida democrática es la República a veces desde la inconsciencia o la complicidad sistémica se pregunta ¿Qué República? Yo respondo que Sarkozy fue detenido por delitos económicos y tráfico de influencias, hace poco ¿Es eso posible en el Reino de España? No. Pues en la República Francesa sí. El modelo de república ya lo diseñará un proceso constituyente, que para eso se exige. Así pues, centrándonos, la gran coalición funciona. Al mismo tiempo, la política espectáculo ha entrado de lleno en el estado español –el sistema es muy hábil- pues este nuevo nicho de negocio de las televisiones privadas, necesita de discrepancias y así se “debaten” las diferencias, a veces más epidérmicas que reales. En otras ocasiones más serias e incluso no sistémicas, pero mientras los debates se mantengan en los platós y no salten a las calles, las plazas o los centros de trabajo, todo es controlable. Aunque la idea coincidente de ambos partidos dinásticos es clara, laminar a la izquierda y constituirse en únicos representantes de los deseos del pueblo del estado español. Incluidos de los pueblos sin estado.
El PSOE tras la traición del 135, la primera y segunda reforma laboral y el haber privatizado y bancarizando las cajas de ahorros, se vuelve a presentar como alternativa al nefasto PP y es que la corona, Botín y otros poderes, saben que mientras el turno de “el Pardo” continúe, sus intereses no peligran y los de la banca alemana, francesa y anglosajona, tampoco.
Ante esto, es imprescindible la unidad. Vencer las próximas elecciones municipales y autonómicas –allí donde las haya- y cambiar tanto el panorama político, que sea imprescindible un profundo, real y verdadero cambio, que solo un proceso constituyente puede traer.
El programa está y lo tenemos –pues coincidimos al 85% en todas las propuestas que hacemos la izquierda mosaico en afortunada definición del profesor Fernández Steinko. Hay un ejemplo de éxito y con logros sociales y movilizadores, Las Marchas de la Dignidad. Porqué necesitamos una pata electoral, es cierto, pero otra social, en la calle, los centros de trabajo, los barrios y entre los pobres. Las Marchas de la Dignidad son un movimiento social y político, pues en su estructura y coordinadora, no solo hay movimientos sociales y sindicatos alternativos, hay partidos políticos de la izquierda mosaico, repito el concepto. Luego espacio de confluencia lo hay y programa mínimo también. Por tanto las Marchas de la Dignidad son algo más que un espacio de luchas sociales y movilizaciones, son el único espacio político real con capacidad de generar, consensos, programas, calendarios y por supuesto acabar con la austeridad, enfrentarse a la pobreza, el neoliberalismo e impulsar la constituyente.
Los aparatos de los partidos, deben ser más humildes y de paso todos ellos, los que tienen más o menos tiempo darles la palabra de verdad a la gente y no solo a las y los activistas.
Las y los socialistas que todavía quedan el PSOE que algunos hay todavía, no pueden seguir legitimando una política colaboracionista con las oligarquías y su régimen. La nueva ejecutiva de Pedro Sánchez, si algo no es, es eso nueva. Cuajada de barones y con un joven secretario de organización experto en perseguir socialistas de izquierdas en La Rioja. Pero es sobre todo una ejecutiva de continuidad socioliberal y recuerda excesivamente al primer Zapatero. Pero todas y todos sabemos cómo acabó Zapatero. Decididamente, para los que todavía creían en los Reyes Magos, el PSOE no tiene solución, ni posibilidades de volver a la izquierda. Nada que ver con ese PSOE en el que Gómez Llorente, defendió en su nombre una enmienda a la Constitución defendiendo que España fuera un República o recibió en las Cortes al Borbón, sin aplaudirle. Nada queda ya. Son la generación del rey Felipe VI y otro Felipe ha conseguido su objetivo. Por eso las y los militantes socialistas hemos de construir izquierda junto con la gente que sufre y la genta que ansía el poder para el pueblo, para las clases trabajadoras al objeto de cambiar. Hemos de construir el Partido Socialista a la izquierda, con la clase y de los pobres y de las personas solidarias y socialistas, al objeto de continuar el legado de Pablo Iglesias, donde debe estar y apoyar la confluencia de la izquierda mosaico.
Volvemos a donde estábamos ocho meses antes de las elecciones europeas. Ahora somos más y hemos dado algunos pasos más. Las Marchas han demostrado su vitalidad y la popularidad de su programa de casa, trabajo y pan. Ni desahucios, ni recortes, ni austeridad, ni pobreza, ni límites a la libertad. Proceso constituyente y reparto de la riqueza. Ese es el sencillo programa y ni viejos, ni nuevos dogmatismos, ni el miedo a gobernar, ni la política espectáculo, ni los viejos aparatos, ni los nuevos aparatos pueden hurtar a las clases populares la posibilidad de hacer otras cosas, otras políticas. El coto a la esclavitud de la deuda y el austericidio, la corrupción, también se combaten y con mucha efectividad desde los ayuntamientos, desde unos ayuntamientos gestionados por el pueblo y para el pueblo.
Carlos Martínez. Politólogo y CO-Primer Secretario de Alternativa Socialista