Canarias 7 / 8 de junio de 2008.- R.R. Santa Cruz de Tenerife. Mauricio Hayek volvió el viernes a su despacho, sigiloso, como siempre. El día anterior la magistrada del TSJC que instruye el caso Las Teresitas, Carla Bellini, lopuso en libertad provisional acusado de un delito de apropiación indebida. La discreción social de Hayek, que no se prodiga en la sociedad chicharrera, no le salva de ser un abogado conocido y hasta famoso, sobre todo por su papel como asesor jurídico en varias juntas de compensación, sociedades liquidadoras y distintas operaciones por las que cientos de tinerfeños le recuerdan como un «estafador» y lo tienen como un «enemigo».
Su última actuación conocida es la venta de la playa de Las Teresitas, primero a los empresarios Ignacio González y Antonio Plasencia y, después, asesorando a éstos, al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Pero la vinculación de Hayek a Las Teresitas es antigua. Se remonta al año 1977, cuando asumió la representación legal de la comisión liquidadora de los acreedores del prestamista Santaella. De mano de esa comisión, Hayek obtuvo poderes de representación de terrenos que en su día fueron de la sociedad de prestamos de Alfonso Santaella y que, tras su venta, debían haber repercutido en beneficio de sus acreedores.
Un total de 7.685 impositores vieron esfumarse sus ahorros cuando Santaella se declaró la suspensión de pagos. Los créditos de los impositores ascendían a 2.700 millones de pesetas en 1976. Hayek se hizo cargo de liquidar los bienes de Santaella, que iban desde dinero en efectivo hasta una extensísima relación de bienes inmuebles, entre los que destacan terrenos en los polígonos de Las Teresitas, El Chapatal y Añaza. En 1991, se liquidó el 70% de la deuda, pero un grupo importante de impositores no han visto un euro y ponen a Hayek en el punto de mira. Juan Pérez Ayala fue vicepresidente de la comisión liquidadora y considera al abogado responsable de los impagos. Tiene las cartillas de los impositores que no nunca cobraron y una ingente documentación a disposición de los tribunales.
Salto a la junta. En 1990 Hayek vendió los terrenos de Santaella en Las Teresitas por 200 millones de pesetas pero continuó vinculado a la junta de compensación, de la que luego, en 1986, asumió la representación legal. Ante la Fiscalía, los acreedores que no han cobrado ventilan, entre otras muchas cosas, la vinculación de Hayek «a quienes adquirieron los más importantes activos de la suspensión».
Además de en Las Teresitas, Pérez Ayala acusa a Hayek de «malvender las propiedades» que gestionó de la junta de compensación de El Chapatal y Añaza y advierte a la Fiscalía que las ventas «superan la cifras que aparecen en la rendición de cuentas» al juzgado en el año 1991.
Casi dos décadas después, Hayek ha vuelto a los juzgados, ante los que, esta vez sí, tendrá que rendir cuentas por Las Teresitas. Los acreedores de Santaella ven ahora un rayo de esperanza con la imputación de Hayek.
De ser la 'X' a no llegar a simple ladrón
Mauricio Hayek ha estado considerado el señor X de la operación urbanística de la playa de Las Teresitas no sólo por los medios de comunicación, sino por políticos, juristas y afectados por la venta del polígono. Sin embargo, la magistrada Carla Bellini no ha llegado a imputarle siquiera un delito de estafa, lo deja en apropiación indebida, que viene a ser algo así como quedarse uno con lo que han dejado bajo su custodia.
La imputación que le ha caído no es, sin embargo, una nimiedad pese que pudiera desinflar argumentos que los situaban en la cúspide de la trama, manejando el reparto de comisiones por la operación urbanística. De esta imputación depende conocer a dónde fueron a parar los 10 millones de euros de la venta de Las Teresitas que en 2002, cuatro años después de la venta de los terrenos a Ignacio González y Antonio Plasencia, Hayek, como asesor legal de la junta de compensación, no había justificado.
Pero también depende dilucidar qué pasó con los terrenos que la junta de compensación se anexionó sin contar con sus propietarios, falsificando supuestamente la aceptación de los dueños a integrarse en la junta o incluso falseando ventas de parcelas cuyos propietarios, sin saber escribir, habían firmado o lo que es peor, habían muerto. Las 32 familias que reclaman sus terrenos apuntan directamente a Mauricio Hayek como «el ladrón» que les «robó» sus propiedades.
Bien por la vía del caso Las Teresitas, en el TSJC, bien por la de los tribunales ordinarios, donde algunos ya han obtenido sentencias favorables, o bien a través del Ayuntamiento, que revisa cada caso, los propietarios de Las Huertas esperan resarcirse del «expolio» al que los sometió, aseguran, Mauricio Hayek.