"Mi mayor alegría en la vida es ver ahora mismo a muchos en prisión"
El Día / 8 de junio de 2008.- ÓSCAR MARTÍN, Tenerife. Antonio Ramos observa atentamente las noticias suscitadas durante los últimos días en relación al "caso Las Teresitas", pues ha sido uno de los tantos vecinos de San Andrés afectados por la operación de compraventa del frente de playa. Nacido en 1956, casado y con dos hijos, vio cómo sus dos conocidos kioscos situados en primera línea de playa, Ramos I y II, tuvieron que ser derribados tras la venta de los terrenos por parte de la Junta de Compensación, de la que llegó a formar parte, a la sociedad Inversiones Las Teresitas y luego ésta al Ayuntamiento de Santa Cruz. Tenía contrato de alquiler hasta 2015 y acudió a los Tribunales. Sin embargo, "el agotamiento me estaba matando" y no tuvo más remedio que aceptar una indemnización de cerca de 400.000 euros. Y eso que casi llega al Tribunal Supremo. Las sentencias le habían sido favorables. Ahora puede que comience a respirar…
-¿Qué supone para usted Mauricio Hayek?
-Supone unos años muy malos, puesto que fue una mala persona, sencillamente. Una persona que intentó que nos fuéramos, y claro, después de treinta años con el negocio en la playa, pues que nos fuéramos y ya está. La idea de él era no llegar a un acuerdo, presentamos propuestas y no había forma. El ánimo nuestro era continuar en la playa, que se iba a arreglar, pues de acuerdo. Pero nosotros como inquilinos teníamos derecho a retornar otra vez.
-¿En qué ha incidido Hayek en su vida?
-Le puedo decir que los años que tuvimos de pleito nos han desgastado mucho. La justicia es cara, y hay que mantenerla. A mí me costó una depresión y hasta mi familia, puesto que fueron momentos muy duros.
-¿Siente que le han robado?
-Bueno, tuvimos que llegar a un acuerdo por narices. No teníamos otra opción. Teníamos un negocio en primera línea de playa, y hoy lo podíamos haber tenido, porque estábamos dispuestos a movernos, a hacer otra cosa nueva.
-¿Han atentado contra su derecho como ciudadano?
-Yo pienso que sí. Hubiese sido una cosa lógica, no sé. Nosotros teníamos derecho a estar abajo, y claro, si miras para atrás y ves que todos continúan allí… Fuimos los únicos que entramos y los únicos que salimos. Pienso que nos trataron como un símbolo. Al día siguiente que abandonamos los kioscos, fueron todos a hacerse la foto, es decir, como que aquí empezaba todo y ya hemos tirado un obstáculo que teníamos.
-Se sintió engañado….
-Ellos pueden decir que no, puesto que llegamos a un acuerdo. Pero realmente no era lo que nosotros queríamos.
-¿Le presionaron para que llegase a un acuerdo?
-De verdad que hay cosas que no se pueden decir.
-Dígalo…
-No.
-¿No le presionaron entonces?
-Hay cosas que yo no puedo demostrar. Sí es verdad que me amenazaron, es real, pero no lo puedo probar.
-¿Amenazas de qué tipo?
-Pues decirte que siempre te podemos expropiar. Yo espero que dejen de ser presuntos a verdaderamente condenados. Así mi palabra valdría algo más.
-¿Sería usted un hombre feliz viendo a más de uno condenado?
-Sí, porque actuaron de forma prepotente. Quizás eso los mató, ellos pensaban que podían arrasar con todo en la playa.
-¿Cuando habla de ellos a quiénes se refiere?
-Pues a todos en general, puesto que negocié con el ayuntamiento. Con el que era gerente de Urbanismo, José Tomás Martín, y con Emilio García Gómez. Ellos fueron los negociadores.
-¿Y con Zerolo?
-Con el alcalde sólo hablé una vez.
-¿Qué le dijo?
-Que se lo iba a comentar a Plasencia (socio de Inversiones Las Teresitas).
-¿Qué papel ha podido jugar el alcalde?
-No lo sé (suspira). Directamente con nosotros no, porque estaba como ausente….
-¿Con quién hablaba más?
-Con el ex gerente de Urbanismo y José Emilio García Gómez (ambos están imputados).
¿Y qué postura mantenían ellos?
-La postura de ellos era que nos fuéramos sin nada, pues la primera demanda se la ganamos, recurrieron y se la volvimos a ganar. Luego nos hicieron un pleito por desahucio por falta de pago. Claro, cuando se presentaron los ingresos en el juzgado también lo ganamos.
-¿Usted ahora mismo los ve como presuntos o como condenados?
-No sé, espero que sean condenados…
-¿Qué sintió tras la detención de Hayek?
-Que voy a tener que ir caminado hasta Candelaria (es una promesa que mantiene).
-¿Deseaba esa detención?
-Pues claro. Hay que estar en un pleito para saber cómo es. Son muchas noches sin dormir, y además un pleito con gente con mucho poder y uno no tiene nada. Sientes miedo a que haya algún chanchullo.
-¿Cree usted que ha habido chanchullo?
-Por supuesto. Yo sé la forma con la que actuaron y no sólo conmigo. Nosotros acabamos hasta las narices de juzgados. Pero realmente, si ellos compran en cuatro, al ayuntamiento le vende en ocho y luego a Mapfre en no sé cuanto, pues… Ellos empezaron a pagar las acciones a la gente, y comenzaron pagando lo mínimo, y los que pudieron coger poquito, pues poquito, los que más, pues mira, pues más. Corrías el riesgo de llegar al final y quedarte sin nada.
-¿Llegó a hablar personalmente con Hayek?
-Sí.
-¿Cómo es él?
-Frío, muy frío. Cuando tiene que ser afable, lo es. Pero es una persona que detrás de lo que pueda demostrarte no está pensando sino en cómo poder cazarte o sacarte algo. Es muy interesado.
-¿Ha podido hablar Hayek ante la magistrada que instruye el "caso Las Teresitas"?
-Tengo dos teorías. Una es que haya hablado, es posible. Yo pienso que ha llegado a un acuerdo o le han ofrecido algún beneficio.
-¿Insinúa que ha podido llegar a un pacto con la Justicia?
-Puede ser. Le han podido decir, colabore usted y va a tener un trato diferente.
-¿De qué hablaba exactamente con Hayek?
-Con él hablamos de las acciones.
-¿Quién es para usted José Tomás Martín?
-Yo creo que a veces decía cosas de las que no estaba convencido. Creo que actuaba por órdenes de alguien.
-¿Y que tal con Manuel Parejo?
-Sólo me reuní con él cuando me entregó el cheque, se sacó la foto.
-Se ha sentido impotente…
-Sí, es una cosa que agota. Y luego pues eso, uno se cansa y luego ya uno dice, venga, dame lo quieras y ya está.
-¿Cómo fue el momento en el que le derribaron sus kioscos?
-No lo viví.
-¿No pudo?
-Estaba en mi casa con una depresión, estaba fatal. Date cuenta que es toda una vida.
-¿Ha sentido pena por la ciudad en la que vive?
-Sí. Que se hagan obras y mejoras me parece perfecto. Pero no me parece perfecto los costos de las obras, pero sobre todo por el trato que se le da a alguien que hay que quitar de en medio.
-¿Usted cree que con el proyecto de Las Teresitas se han beneficiado unos cuantos?
-Yo creo que detrás de una obra siempre hay algo, y hay alguien que se va a beneficiar.
-¿Le recibió el alcalde, Miguel Zerolo, después de atravesar tantos malos momentos?
-No. Nunca. La única vez que hablé con él fue cuando lo esperé en un pleno, aunque no pude hablar con él. Yo siempre hablé con José Tomás y un par de veces con José Emilio.
-¿Qué pensó cuando detuvieron a Hayek?
-Una alegría tremenda. La mayor alegría que me podría llevar en la vida es ver a muchos en prisión. O por lo menos que estuviesen en la situación por la que yo pasé. Es decir, muchas noches sin dormir, es duro.
-¿Sería usted un hombre feliz si se detuviese a más personas?
-Por lo menos que pagaran. Si el Tribunal Supremo ha declarado nula la compraventa es que ha visto algo, qué más hay que esperar.