Canarias 7 / 25 de enero de 2008.- Francisco Suárez Álamo / Las Palmas de Gran Canaria. Juan Gutiérrez Pérez, que fue presidente de la Comisión de Control de Cajacanarias durante ocho años, lo recuerda casi como si fuera ayer. Su relato, en calidad de testigo, ante la magistrada Carla Bellini y la fiscal María Farnés, sobre el desarrollo de la reunión en la que se revisó el crédito concedido por la citada financiera a Inversiones Las Teresitas Sociedad Limitada es determinante para evaluar cómo actuó Cajacanarias en un procedimiento que es clave para todo el proceso de compraventa. Según Gutiérrez Pérez, en ocho años en el cargo no vio «nada tan urgente [en Cajacanarias]» como la tramitación de aquel préstamo.
El 18 de diciembre de 2007, Juan Gutiérrez Pérez compareció en el Tribunal Superior de Justicia de Canarias. De entrada, explicó el papel de la Comisión de Control en la caja de ahorros:#«controlar los acuerdos del Consejo y del director general. No tenían facultad para suspender sus resoluciones, sólo supervisarlas, y las discrepancias se podían poner en conocimiento del Banco de España y de la Consejería».
A continuación, su relato describe a la perfección esa celeridad de Cajacanarias con el préstamo y el especial interés de los máximos directivos de la entidad en que nadie pusiera traba alguna: «En las reuniones de la Comisión de Control no estaban presentes ni el director de Cajacanarias [Álvaro Arvelo] ni el presidente de la Caja [Rodolfo Núñez]. Sólo iban cuando se les citaba o cuando en casos excepcionales. La Comisiónde Control supervisó la concesión de un préstamo a Inversiones Las Teresitas. En este caso el presidente y el director pidieron asistir a la Comisión. Eran muy excepcionales los casos en que estos asistían a dicha Comisión. Decidieron asistir porque querían explicar a la Comisión» y la reunión «la pidió el director o el presidente» y la convocó el propio Juan Gutiérrez. «La Caja tenía mucho interés en esa operació, en dar el préstamo yera una tramitación urgente y no recuerdo otra tramitación tan urgente en otros años».
A quién y con qué garantía.
Para la magistrada y la fiscal tiene mucho interés saber si la Comisión de Control conocía que el préstamo se concedía a una sociedad controlada por Antonio Plasencia e Ignacio González, si bien éste se encontraba oculto a través de un testaferro, un empleado suyo que admitió su condición de pantalla en su declaración en calidad de imputado. Sobre este punto, el entonces presidente de la Comisión de Control señala que sabían que «los socios de Inversiones Las Teresitas eran don Antonio Plasencia y don Felipe Manuel Armas. En la documentación que se presentó no había garantías sino los propios terrenos, lo cual era una cosa anormal. El hecho de que estuviera en la operación don Antonio Plasencia era una garantía. Nunca supieronque detrás de don Felipe Manuel Armas estuviera don Ignacio González. Es cierto que muchos de los miembros de la Comisión pusieron reparos, y ello porque la sociedad no estaba constituida, que era uno de los requisitos habituales y por lo tanto no estaba inscrita en el Registro Mercantil. También fue por las garantías, ya que no había un aval formal y en la documentanción que venía se encontraba el pasivo de don Antonio Plasencia». Luego cita de memoria que el pasivo era «de unos 4.000 millones de pesetas».
Llegado a este punto de la declaración, Juan Gutiérrez concluye de forma categórica: «No recuerdo otra operación de estas características ni por el volumen económico ni por las garantías». Y remata sus impresiones así: «Es posible que si no hubieran comparecido el director ni el presidente de la Caja se hubiera impugnado la operación».
«Lo sabía».
Tampoco queda bien parada Cajacanarias con la declaración, igualmente como testigo, de Arquímedes Jiménez del Castillo, que fue consejero de la entidad financiera en su condición de representante del Ayuntamiento de La Laguna.
El 4 de diciembre de 2007, Jiménez del Castillo señala a preguntas de María Farnés que «cuando votó a favor de que se le concedieran 5.500 millones de pesetas a Inversiones Las Teresitas, votaba a que se le concediera a los dos anteriores». ¿Quiénes eran esos dos anteriores? Segundos antes, Arquímedes Jiménez le puso nombres y apellidos: Antonio Plasencia e Ignacio González. Éste no aparecía formalmente en la operación, entre otras cosas porque su condición de consejero de Cajacanarias lo obstaculizaba. Pese a ello, Ignacio González estaba sentado en el Consejo y votó a favor de la operación. ¿Cómo sabía Jiménez que Ignacio González estaba en Inversiones Las Teresitas si su nombre no aparecía? El declarante no recuerda cómo lo sabía, pero reitera que «lo sabía».