Desde nuestro convencimiento de que somos seres para el contacto, la vinculación y la vida social, de que somos profundamente interdependientes, que nos necesitamos para poder sobrevivir, y que los cuidados deben ser compartidos, consideramos que se deben establecer las condiciones educativas y sociales para que cada persona pueda construir su biografía sexual y afectiva de una forma positiva, diversa, sin elementos discriminatorios de género y libre de riesgos, para que asuma que cuando mantiene una relación que involucra a otra persona, ésta debe estar guiada por la ética relacional del placer y el bienestar compartido, sin coerciones ni engaños.