Buscando una mejor educación para todos los canarios
- Escrito por Antonio Espinosa
- Published in Educación

Antonio Espinosa. Candidato de Podemos
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La educación en Canarias vive en una sociedad estratificada, neoliberal y capitalista de profundos y efímeros cambios caracterizados por la globalización de los procesos económicos, políticos, culturales, sociales y tecnológico-comunicativos, lo cual nos lleva a reflexionar sobre lo que significa educar y la relación existente entre la educación y el medio político y sociocultural que la envuelve.
En este sentido, la educación, que depende de esos cambios políticos y socioculturales, es controlada por el poder dominante de unos gobiernos que desde hace 30 años pretenden conseguir el control social de los ciudadanos de estas islas a través de su aparato ideológico: la escuela. De este modo, la escuela “educa”, reproduce socialmente ideas, valores y pautas de comportamiento del orden político establecido a través de la inculcación ideológica de los conocimientos.
El conocimiento escolar está impregnado por la ideología. Así, la relación del conocimiento que forma parte de los contenidos del currículum (los que se excluyen o se incluyen, o la decisión de lo que se considera básico y secundario), como su organización y secuenciación responde a opciones ideológicas y a intereses políticos y económicos de los grupos mayoritarios que detentan el poder, que en este caso, han podido perpetuarse a pesar de los cambios de siglas.
¿Qué deberíamos hacer desde la escuela para paliar las desigualdades?
Debemos apostar por un proceso de cambio consensuado y compartido por todos los sectores implicados.
Es importante para paliar las desigualdades sociales dar luz a esos procedimientos oscuros que, de forma implícita y oculta, favorecen la discriminación, la segregación y la desigualdad. De ahí que la justicia social deba comenzar por la concienciación de la clase desfavorecida acerca de la situación en que se halla con respecto a la clase dominante, para poder establecer así un equilibrio e igualdad de oportunidades que palie las desigualdades sociales y educativas entre los miembros que conforman la comunidad educativa y la sociedad. Todos debemos gozar de los mismos derechos, oportunidades y libertades en el proceso de enseñanza–aprendizaje, y esto ha de trasladarse a la sociedad para que podamos hablar de una justicia social real. En definitiva, debemos apostar por una educación democrática, comprensiva e inclusiva que responda a la igualdad de oportunidades y a la justicia social para paliar las desigualdades.
Por una educación democrática, participativa, comprensiva e inclusiva
Si lo que deseamos es paliar las desigualdades y conseguir una igualdad de oportunidades y una justicia social reales debemos partir de la premisa de que todos pueden aprender si se les proporcionan, en igualdad de oportunidades, los recursos, métodos y estrategias adecuadas para lograr aquellos conocimientos básicos que les van a permitir participar en la sociedad.
Es el sistema educativo el que se ha de adaptar al alumnado, y no al contrario. En este sentido, no debemos centrarnos en una concepción del aprendizaje y del progreso basado en el dominio de un contenido específico igual para todos, con un logro definido, porque la realidad del alumnado es diversa: tienen diferentes capacidades, motivaciones, intereses y ritmos de aprendizaje.
En esta educación democrática, la participación de la comunidad educativa es primordial en el proyecto de construcción flexible del conocimiento que ayuda a paliar las desigualdades desde la justicia social. Desde esta concepción de educación democrática, participativa, comprensiva e inclusiva, se ha de dar cabida a todos por igual, para que se logre una formación ciudadana en y para la crítica, la reflexión, la autonomía, la responsabilidad y la solidaridad en una sociedad plural en la que debe darse voz a las clases más desfavorecidas para que entre todos podamos construir el conocimiento. En este sentido, apostar por la justicia social e igualdad de oportunidades reales significa entender el proceso de evaluación del alumnado como un proceso formativo que ayude al alumnado a mejorar y crecer como persona.
El conocimiento escolar está impregnado por la ideología. Así, la relación del conocimiento que forma parte de los contenidos del currículum (los que se excluyen o se incluyen, o la decisión de lo que se considera básico y secundario), como su organización y secuenciación responde a opciones ideológicas y a intereses políticos y económicos de los grupos mayoritarios que detentan el poder, que en este caso, han podido perpetuarse a pesar de los cambios de siglas.
¿Qué deberíamos hacer desde la escuela para paliar las desigualdades?
Debemos apostar por un proceso de cambio consensuado y compartido por todos los sectores implicados.
Es importante para paliar las desigualdades sociales dar luz a esos procedimientos oscuros que, de forma implícita y oculta, favorecen la discriminación, la segregación y la desigualdad. De ahí que la justicia social deba comenzar por la concienciación de la clase desfavorecida acerca de la situación en que se halla con respecto a la clase dominante, para poder establecer así un equilibrio e igualdad de oportunidades que palie las desigualdades sociales y educativas entre los miembros que conforman la comunidad educativa y la sociedad. Todos debemos gozar de los mismos derechos, oportunidades y libertades en el proceso de enseñanza–aprendizaje, y esto ha de trasladarse a la sociedad para que podamos hablar de una justicia social real. En definitiva, debemos apostar por una educación democrática, comprensiva e inclusiva que responda a la igualdad de oportunidades y a la justicia social para paliar las desigualdades.
Por una educación democrática, participativa, comprensiva e inclusiva
Si lo que deseamos es paliar las desigualdades y conseguir una igualdad de oportunidades y una justicia social reales debemos partir de la premisa de que todos pueden aprender si se les proporcionan, en igualdad de oportunidades, los recursos, métodos y estrategias adecuadas para lograr aquellos conocimientos básicos que les van a permitir participar en la sociedad.
Es el sistema educativo el que se ha de adaptar al alumnado, y no al contrario. En este sentido, no debemos centrarnos en una concepción del aprendizaje y del progreso basado en el dominio de un contenido específico igual para todos, con un logro definido, porque la realidad del alumnado es diversa: tienen diferentes capacidades, motivaciones, intereses y ritmos de aprendizaje.
En esta educación democrática, la participación de la comunidad educativa es primordial en el proyecto de construcción flexible del conocimiento que ayuda a paliar las desigualdades desde la justicia social. Desde esta concepción de educación democrática, participativa, comprensiva e inclusiva, se ha de dar cabida a todos por igual, para que se logre una formación ciudadana en y para la crítica, la reflexión, la autonomía, la responsabilidad y la solidaridad en una sociedad plural en la que debe darse voz a las clases más desfavorecidas para que entre todos podamos construir el conocimiento. En este sentido, apostar por la justicia social e igualdad de oportunidades reales significa entender el proceso de evaluación del alumnado como un proceso formativo que ayude al alumnado a mejorar y crecer como persona.